Sin entrar al fondo de la acusación de la posible culpabilidad de Kate del Castillo de encubrimiento y dinero de procedencia ilícita de lo cual se le acusó al comprobarle un lazo estrecho con el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera "El Chapo", es intolerable que en nuestro país existen abusos de autoridad y se conviertan en actos impunes. Mientras en asuntos de interés público como el caso del exgobernador Padrés y su hijo detenido y del buscado Javier Duarte se mantienen con la absoluta secrecía que exige la ley procesal penal por otro lado, la carpeta relativa al caso Kate se ventila a los cuatro vientos y en conferencias de prensa inmediatas, tal y como lo realizó la exprocuradora Arely Gómez quien tras la recaptura del Chapo Guzmán citó a los medios informativos para dar a la luz pública conversaciones privadas entre la actriz y el reaprehendido, situación por la cual Kate del Castillo logró el amparo definitivo por parte de la autoridad judicial federal que determinan la violación de los derechos procesales de Kate del Castillo. Sin embargo el punto violatorio no excluye las investigaciones de la PGR y en donde ahora, el nuevo procurador Raúl Cervantes -que seguramente está muy ocupado por tantas desapariciones forzosas- no ha comunicado si las investigaciones se han agotado o no como representante de una Institución de Buena Fe y decir sí se investigará el mal accionar de la antecesora titular de la PGR quien ahora tiene el cargo de Secretaria de la función Pública que es el Organismo del Estado mexicano, precisamente encargado de vigilar el ejercicio público por lo que la exprocuradora sería la encargada de autoevaluarse sobre su inoperancia para la interpretación y alcance de la norma de la manera en que sometió a la actriz. Cuando Arely Gómez fue propuesta como procuradora General de la República, recibió la aprobación totalitaria del Congreso y las mejores recomendaciones por su supuesta trayectoria brillante como abogada y exsenadora, pero bastó "un botón" que fue el mal manejo que le proporcionó al caso Kate del Castillo para podernos dar cuenta, que Arely con todo y sus estudios en la Anáhuac, no es más que otro parásito del deteriorado sistema de justicia mexicano con la salvedad que a diferencia de otros asalariados, su ingreso es bastante aceptable como para determinar ser un chapulín de los cargos públicos sin tener la autocrítica para aceptar sus incapacidades.