El destino le ha puesto una prueba de fuego a la nación mexicana en las próximas elecciones presidenciales, que dará como resultado conocer si los mexicanos forman parte de una sociedad en recuperación o si está atrapada en un lodo biológico, y es que por situaciones que solamente se explican como consecuencia de la corrupción y el odio, la actividad electorera del país han colocado frente a frente a una ejecutiva con un alto grado de preparación como Claudia Sheinbaum y representante del progresismo lópezobradorista, en contraste y en competición cono lo más nausebundo de la política, por lo que el pueblo mexicano no tiene que estructurarse un amplio análisis mental para elegir entre el agua y el aceite, situación que aparentemente se refleja en las encuestas previas a la elección de estas dos candidatas para la Presidencia de México. Sin embargo, a pesar de que hasta el simple hecho de señalar a Xóchitl Gálvez como candidata a la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, es motivo de vergüenza para el México saneado y su historia, la candidata pripanista sí alcanzará un considerable número de votos a su favor que no reflejan lo que puede ser el rechazo a sus limitaciones, pero que se explican como reacción de enojo al sexenio del presidente López Obrador por haber tocado fibras sensibles, al haber descrito el estado de putrefacción en el que se encontraba la vida pública de este país, y haber disminuido las acciones de corrupción de varios sectores. Fue el propio López Obrador quien destapó a las dos candidatas; a Claudia por ser parte de su movimiento y a Xóchitl Gálvez, al exhibirla públicamente, que no había sido selecta de un ejercicio democrático interno de sus partidos como lo señalaron, cuando sufren las peores decadencias, al grado de tenerse que unir PRI y PAN en una sola candidatura, para evitar su desaparición y mantener una remota acción recuperatoria en favor de la corrupción y la no transformación del país, por medio de una candidatura basada en la mentira y la calumnia, siendo Xóchitl el producto perverso del atraso social y político pero con ficha de validez en un juego electoral en donde los falsarios, también pueden competir, pues evitarlo, sería un atentado a la misma democracia por contradictorio que parezca. Más
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